El conductor y el piloto miran hacia adelante, muy concentrados. Esperan la señal de salida. La famosa Tricolor Francesa cae y momentos después, el asfalto comienza a vibrar. Los dos partieron uno al lado del otro. El conductor y el piloto miran hacia el horizonte y aceleran a fondo. Con neumáticos sobre alquitrán suave, dos motores encienden sus posquemadores e iluminan proverbialmente la superficie negra. Las dos máquinas de parentesco y legado compartido rugen y desaparecen de la vista en cuestión de segundos.
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