Los nuevos modelos de altas prestaciones de Mercedes-AMG basados en el GLE asimilan una tradición de exactamente 20 años de antigüedad: El arquetipo de los nuevos SUV deportivos —el ML 55 basado en la antigua Clase M de Mercedes-Benz— asumió en 1999 el liderazgo en la cartera de modelos de esta serie con un motor V8 de 255 kW (347 CV). Hoy hace lo propio su actual sucesor, el Mercedes-AMG GLE 63 4MATIC+. Lógicamente, el modelo tope de gama sale al mercado con la más avanzada tecnología de motores. En la serie GLE, el motor AMG V8 biturbo de 4,0 litros y 420 kW (571 CV) —450 kW (612 CV) en la variante S— se combina por primera vez con el alternador arrancador EQ Boost. Ello va acompañado de una potencia eléctrica adicional de 16 kW (22 CV), la red de a bordo de 48 voltios, la desconexión de cilindros y el filtro de partículas para motores de gasolina para brindar la máxima eficiencia posible. Asimismo, se dispone de equipos que desplazan hacia cotas inéditas los límites del dinamismo de conducción. Se trata, entre otros, de la tracción integral completamente variable, la suspensión neumática con amortiguación adaptativa regulable y regulación activa del balanceo y el cambio TCT 9G con transiciones especialmente rápidas. A esto se suman los apreciados atributos de un SUV de gama alta, como la buena visión omnidireccional, un generoso espacio para pasajeros y equipaje, materiales de alta calidad y los sistemas de asistencia a la conducción, infoentretenimiento y conectividad más modernos de la marca. La mayor aptitud para todoterreno y, en consecuencia, el aumento de la versatilidad, se debe a los dos programas adicionales de conducción —«Trail» y «Arena»— y a la posibilidad de variar a discreción la altura del vehículo. El resultado es una simbiosis perfecta de cariz extremadamente deportivo, excelentes propiedades de conducción todoterreno y una absoluta idoneidad para el uso diario.
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